El Falso Da Vinci: nada es como lo cuenta la historia
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*** En esta obra literaria, el escritor
Francisco Tessainer revela a través de la ficción, algunos cambios y giros en
la historia del ilustre Leonardo Da Vinci y en como sufrió un secuestro de
identidad
Caracas,
Venezuela
Yeixon
Santaella. @yeixonsb
El
escritor español Francisco Tessainer, quien ha logrado escribir ya cuatro
libros, pero solo se ha atrevido publicar el último, El falso Da Vinci,
historia de ficción en donde el autor hace que Leonardo Da Vinci sufra una
accidental usurpación de identidad.
En
esta historia, Da Vinci sufre un accidente y un hombre aprovecha su gran
parecido para suplantarlo y hacer de las suyas. Mientras el escritor nos regala
una entrevista para Visión Literaria, aquí
te dejamos la sinopsis de esta obra que de seguro te va a enganchar:
En
un siglo, el XV, en el que la vida no vale nada y en un territorio, la actual
Italia, por entonces dividido en influyentes ciudades estado; un hombre de
extraordinario parecido a Leonardo Da Vinci aprovecha un accidente para
suplantar al gran maestro. Ahora bien, puesto que no posee sus habilidades,
enseguida se da cuenta de que si desea mantener el engaño debe apropiarse del
trabajo de otros artistas. Después de saborear las ventajas de su nuevo nombre,
el protagonista decide utilizar los mismos métodos que los poderosos de su
época para mantener sus recién conseguidos privilegios.
El
falso Da Vinci es una sorprendente novela de intrigas y crímenes que juega con
el pasado posible de los hechos reales e intenta acercarse a las incógnitas
todavía pendientes en torno a la figura del genio: su vida privada y la
paradoja de que, en realidad, él no fue un hombre, sino tres, cuatro, cinco,
seis
Encontrado en su página web: http://franciscotessainer.com/biografia/
Me llamo Tessainer, Francisco Tessainer y la rareza de mi apellido me
diferenció desde muy pequeño. Recuerdo que en el cole, al principio de
cada año, tenía que ayudar al nuevo maestro de turno cuando, al pasar
lista, se tropezaba con las dos eses de mi apellido alemán. Para
compensar, luego venía el segundo: García.
Mis ganas de escribir surgieron despacio. Primero sentí la necesidad
de corregir lo que leía de otros y no me gustaba: algún final
desacertado, unos capítulos enrevesados. Pero no os lo perdáis, mi
atrevimiento fue tan insensato que me aventuré a corregir incluso al
mismísimo Victo Hugo. Luego mis gustos maduraron con la ayuda de Borges,
Carmen Martín Gaite, con la autora de las “Memorias de Adriano” y sobre
todo con el mago que escribió “el último encuentro”.
Cuando reuní suficiente coraje, comencé a escribir mis propias
novelas y aunque ya he terminado cuatro, “El falso Da Vinci” es la
primera que me atrevo a dejar que otros lean. Un ejercicio necesario de
autocensura y pudor. Como dijo no sé quién, pronto y bien rara vez se
ven.
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