Luís Yslas: “el aforismo es la vestimenta que mejor se ajusta a este laconismo innato”
Foto. Jonathan Contreras |
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Este
autor venezolano, escritor de A la brevedad posible, brinda detalles
de su pasión por la escritura en esta entrevista ofrecida para
Visión Literaria
Caracas,
Venezuela.
Yeixon
Santaella. @yeixonsb
Gracias
al mundo de las redes sociales y al gran impacto
que ha tenido la herramienta en la sociedad, se pudo concretar una
entrevista con uno de los tantos escritores venezolanos que dan el
valor e importancia que se merece la literatura nacional.
En
140 caracteres se dio el primer paso a lo que se convertiría en una
entrevista donde Luís Yslas ofrece detalles de su trabajo y de su
pasión por la escritura.
Casualmente,
de esa misma forma, a través de una red social llamada Twitter, el
autor venezolano pudo comenzar en
este mundo, debido a que él mismo expresa que dicha herramienta “es
un cuaderno de apuntes, una plataforma electrónica donde voy dejando
anotaciones diversas”.
Luis
Yslas se cataloga a si mismo como una persona de escasas palabras,
por eso afirma que “el aforismo es la vestimenta que mejor se
ajusta a este laconismo innato”.
El
joven debe acercarse a la lectura en la misma medida en que la
lectura (su enseñanza) debe acercarse a él
-
¿cuéntenos como aprovecha la red social Twitter para sus escritos?
Mi
primer libro es un breve volumen de aforismos cuyas frases, en su
mayoría, fueron escritas en mi cuenta personal de Twitter. Esa
cuenta es una suerte de cuaderno de apuntes, una plataforma donde voy
dejando anotaciones de diversa índole. Al releerlas, descubrí que
algunas de esas frases escritas desde el año 2009, gravitaban en
torno a experiencias complementarias: la lectura y la escritura. De
allí que me animara a agruparlas para su publicación.
– A
la brevedad posible, publicado en el mes de mayo de este año, es un
compendio de 152 aforismos que llevan a la reflexión sobre la
lectura. ¿Por qué escribir sobre la reflexión de la lectura?
Mis
aforismos marcan una experiencia de lectura que me ha acompañado
durante años, con la que me siento muy a gusto y agradecido. No
podía no escribir sobre la lectura, porque de mis lecturas provienen
muchos rasgos que me constituyen, y que aun así no siempre tengo
claros. Solemos escribir para interrogarnos sobre aquella zona
desconocida que subyace en lo que hacemos todos los días. En mi
caso: leer.
– En
una entrevista dijo que un autor es todo lo que ha leído, ¿a qué
hace referencia?
Un
escritor escribe a partir de lo que ha vivido. Y esa vida está
compuesta por episodios reales, pero también imaginarios: por sus
lecturas. Aunque no siempre sea algo voluntario, en la obra de un
autor respiran los autores que ha leído, la tradición literaria de
la que se ha nutrido para componer su propia respiración; ese aire
común. Esto desmiente, por otra parte, la idolatría de la
originalidad. Un autor es siempre todo lo que ha leído, incluso lo
que ha leído a la fuerza, con disgusto y hasta con aburrimiento.
Toda lectura deja su marca, porque hasta el olvido es una influencia.
-
¿Cuál considera usted que es la verdadera percepción que los
jóvenes de Venezuela deberían tener sobre la lectura?
Los
jóvenes (y los no tan jóvenes) deberían evitar tener una sola
percepción de la lectura, pues esto va en contra de lo que
representa el acto de leer: un ejercicio de libertad. El joven debe
acercarse a la lectura en la misma medida en que la lectura (su
enseñanza) debe acercarse a él. Sin presiones, pero tampoco sin
ligerezas. La lectura es una compañía insustituible: al momento de
adquirir conciencia de este valor, es imposible abandonarla, y hasta
resulta difícil no contagiar a los otros con el entusiasmo de esa
experiencia.
Foto. Manuel Sardá |
-
¿Es de los que piensa que no importa que leamos cualquier cosa, que
lo importante es leer?
Lo
importante es aprender a vivir, porque es un aprendizaje que dura
toda la vida, una lección diaria a la que no siempre prestamos
atención. Si la lectura de cualquier libro nos prepara para ese
aprendizaje, bienvenida sea. En este sentido, los libros hacen la
mitad del trabajo, pero es el lector quien debe poner de su parte
para que la lectura se convierta en resonancia interior y no solo en
pasatiempo, echonería o veneración. Los libros solo mejoran a
aquellos que están conscientes de que la lectura no es un medio para
el sometimiento ni para la difamación, y de que leer no es una
condición que los sitúa por encima de quienes no leen.
-
¿Por qué aforismos y no otra cosa o género literario?
¿Es
el aforismo un género literario? Quizá sea un género menor de edad
o periférico en la historia de los géneros, un balbuceo literario,
pero en todo caso, es el vehículo verbal que se adapta mejor a mi
manera de expresarme. Soy una persona de escasas palabras: el
aforismo es la vestimenta que mejor se ajusta a este laconismo
innato.
– Dice
que hay que rescatar el valor de callar cuando no hay qué decir. Si
llevamos eso a la escritura, sería algo cómo ¿hay que dejar de
leer y escribir cuando no hay nada que leer ni escribir?
Dicho
así, parece una imposición. Siempre hay algo que leer, aunque no
siempre haya algo que decir. Lo que reivindico es el valor del
silencio en aquellos espacios –casi todos los espacios– en los
que el ruido, la verborrea y el énfasis imponen su señorío. Callar
en medio de la ensordecedora nadería resulta elocuente: transgresor.
-
¿Qué consejo daría a todos los jóvenes que quieran comenzar a
dedicarse a la literatura como profesión de vida?
Leer
mucho y releerse más.
– ¿Qué
significado tiene para usted el arte de leer y escribir?
Son
formas de escapismo hacia uno mismo.
-
¿Se saldría de su zona de confort a la hora de escribir un género
literario?
Escribir
es salirse de cualquier zona de confort y confrontar la aventura, la
incertidumbre, el extravío, el inminente fracaso o la huidiza
belleza.
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