Edgar Borges: “Existen personas que necesitan del poder sanador de la literatura”
Foto del autor. Cortesía El Universal |
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Escritor venezolano autor de obras de ficción y novelas, quien
cuenta para Visión Literaria sus inicios y algunas opiniones acerca
de la literatura
Caracas,
Venezuela
Yeixon
Santaella. @yeixonsb
Venezuela
tiene la dicha de contar escritores que logran dejar en alto la
literatura nacional en otros paises. Tal es el caso de Edgar Borges,
quien a través de la pluma y papel, ha logrado muchos avances y
buenos comentarios por su trabajo como escritor.
Borges
además es de los que, a través de sus conocimientos, Lleva talleres
de literaturas a públicos conformados por personas bajo modalidad de
régimen penitenciarios, comunidades de bajos recursos, personas con
enfermedades como el Alzheimer. Para él, “existen personas que
necesitan del poder sanador de la literatura”.
Desde
los nueve años decidió comenzar a escribir su primera novela luego
de haberse inspirado en comics y la ciencia, gracias al empeño de su
madre en involucrarlo sin querer en el mundo literario.
Es
uno de los autores de “Vínculos. Apuntes con Rubén Blades”,
donde ambos buscan mezclar la literatura con acordes musicales, a
través de conversaciones, correos y fragmentos de intercambios de
ideas.
A
través de Editorial Ígneo intenta enlazar con el público
venezolano, debido a que en este año, serán publicados en el país,
“Vínculos. Apuntes con Rúben Blades” y “La ciclista de las
soluciones imaginarias”.
“Del
mundo literario venezolano lo que siempre me ha incomodado es la
intención de grupos de imponer nombres y gustos”
-
¿Cómo comenzó Edgar Borges en el mundo de la literatura?
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La lectura fue un descubrimiento que me motivó a escribir. Todo
comenzó a los siete años cuando mi madre, Hercilia, me regaló tres
publicaciones: un libro de relatos de Gabriel García Márquez, un
comics de Kalimán y el primer número de la revista Muy interesante
que me llamó la atención porque en su portada traía dibujado el
rostro de un personaje que me pareció simpático. Ese personaje era
Albert Einstein, me impactó verle la cabellera despeinada y esa
mirada un tanto traviesa que presentaba el dibujo. Esos tres
elementos, literatura, ciencia y comics, determinaron mis gustos. Ya
nunca más quise desprenderme de lo que me decían esos tres
espacios. Más adelante intenté escribir mis propias historias,
primero fueron relatos hasta que a las nueve años pretendí escribir
una novela.
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Cuando escribo no pienso en ningún lector, no imagino el gusto ni
nada que esté fuera del espacio estrictamente creativo. Otro asunto
es lo que después digan los editores, pero también lo que observo
una vez que el proceso creativo ha concluido. En mi caso considero
que son novelas creadas para mostrar que la realidad es un entramado
que se puede desmontar o levantar según los intereses de un grupo o
la necesidad de muchos individuos.
-
Ha recibido muchísimos reconocimientos en el ámbito internacional,
¿qué significado tiene eso para el escritor?
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La posibilidad de publicar y de llegar a más lectores.
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Ofrece talleres literarios a comunidades, instituciones y centros
penitenciarios, ¿Qué tal la experiencia de pregonar la literatura?
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Llevar la literatura a grupos especiales, bien sea por enfermedad o
conducta, me ha permitido descubrir que existen personas que
necesitan del poder sanador de la literatura. Por ejemplo, en Madrid
dicto un taller de creación literaria para enfermos de Alzheimer.
Esta experiencia, junto a otras llevadas a personas con problemas de
adicciones, contiene una vía de creación sensitiva. Los
participantes terminan creando gracias a lo sensitivo. Pero el
proceso ha sido descubierto en la propia dinámica, es decir, es el
otro quien te indica el camino, la posibilidad. Cuando esto ocurre,
la necesidad humana derriba cualquier teoría. Y es que para los
grupos asumidos como diferentes la literatura, más que un
entretenimiento, es una necesidad. Una vía capaz de despejar la
mirada.
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"Edgar Borges entiende la literatura como un complot contra la
realidad" ¿a qué cree usted que hace referencia esta
afirmación?
-
Esa afirmación es de Enrique Vila-Matas, hecho que le agradezco y
comparto no solamente en lo referente a mis libros, sino también a
los de él y a los de otros autores. La ficción, en sí misma, es un
complot contra la realidad. Vila-Matas es el escritor de la España
actual que más me interesa. Como lector, que es lo primero que soy,
me interesa la literatura que llena un espacio vacío. Al leer una
historia de ficción no quiero encontrarme con los códigos de la
realidad, para eso está el periodismo; al leer ficción quiero
sentir que el autor ha sido capaz de levantar una arquitectura sólo
con palabras. La narrativa es el camino que me lleva a un lugar
desconocido. Y esto no es evasión, al contrario, el llamado
“realismo” es una convalidación del poder, mientras que la
ficción siempre atraviesa lo establecido.
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¿En qué se basa, cual es su musa para lograr inspirarse y escribir
sus novelas?
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Mi escritura nace de la observación activa. Esa necesidad de ver los
entramados invisibles de la realidad, esos andamios intangibles que a
veces confundimos como destino. El ir y venir de las personas antes
las situaciones me hace pasar largas horas de observación, a veces
haciéndome preguntas y otras en el no pensamiento.
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¿Qué géneros literarios suele desarrollar y bajo qué temáticas?
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Yo leo y escribo literatura sin pensar en los géneros, esa actitud
me permite que la imaginación se mantenga fuera de las parcelas,
sana y activa.
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¿Cómo fue ese acercamiento a Rubén Blades para combinar la
literatura y la música y crear “Vínculos”?
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Conocí a Rubén en el año 1984, en Caracas. Más adelante nos vimos
en Nueva York; de ahí nació un vínculo gracias a intereses
compartidos que tienen que ver con la literatura, la música y sobre
todo la vida. En 2011, estando yo en Barcelona, España, le propuse
integrar diálogos, testimonios y correos en un libro que enlazara
técnicas y necesidades. De ahí surge “Vínculos. Apuntes con
Rubén Blades”, un libro que fluye a través de dos memorias que
van hilando tiempos y espacios.
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“La ciclista de las soluciones imaginarias” cuanta la historia
del señor Silva, un funcionario público que padece “el mal de la
mirada trastocada”. Éste hombre siente que su rutina se ha
convertido en un desvivir gracias a tres formas de burocracias que le
dominan: su matrimonio, su barrio y su trabajo. Un día todo cambia
cuando al barrio llega una ciclista acróbata y fotógrafa. Desde
entonces el señor Silva se mete en problemas al confrontar los
juegos de esta mujer con las doctrinas realistas de su esposa y del
poder. La sintonía entre mujer y bicicleta lo conectan con otro
movimiento, otro tempo, otra posibilidad de vida.
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Como venezolano, escritor y crítico, ¿cómo ve la literatura en
Venezuela?
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A los jóvenes, ¿qué recomendación podría darles para que se
involucren más con la literatura?
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Los jóvenes están leyendo quizá más que nunca, y en distintos
formatos. De nuevo no puedo hablar por Venezuela, pero en otros
países los jóvenes leen mucha literatura juvenil. Hoy existen
muchas sagas literarias y todo libro es una oportunidad para quedar
prendado a la literatura.
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¿Qué significado tiene para usted escribir? ¿Escribe para
satisfacción personal o para ser leído?
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Escribo por necesidad, no he encontrado otra mejor manera de
implosionar la realidad.
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En Venezuela, al fin, una editorial publicará varios de los libros
que han salido en otros países. Editorial Ígneo lanzará en
septiembre “Vínculos. Apuntes con Rubén Blades” y en octubre
“La ciclista de las soluciones imaginarias”. Editorial Ígneo es
el enlace entre mi escritura y los lectores venezolanos.
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